Según el último informe de la consultora Deloitte sobre la sostenibilidad de la producción cárnica, se dispone de suficiente superficie de terreno y de suficiente cantidad de agua para mantener incluso el doble de la producción actual. Sin embargo, si el calentamiento global se mantiene por encima de los 2ºC, sólo se podrá abastecer un 40% de la demanda mundial de carne en los próximos años.
Uso directo de estiércoles como fertilizante
Tradicionalmente, los estiércoles y purines jugaban un papel fundamental en la fertilización de los suelos, ya que habitualmente las explotaciones eran tanto agrícolas como ganaderas, por lo que los cultivos de la explotación podían asumir la carga de nitrógeno de estos estiércoles sin mayores problemas complementándose con técnicas como el barbecho o el abono verde cuyo objetivo era garantizar el mantenimiento de la fertilidad y el rendimiento de los cultivos. Es decir la actividad agraria se desarrollaba ya en lo que hoy conocemos como economía circular.
Pero este equilibrio entre agricultura y ganadería se fue debilitando, con la introducción de los abonos de síntesis en la revolución verde, y luego con la intensificación de ganadería y la generalización de explotaciones intensivas, esa relación de interdependencia que existía entre ganado, suelos y plantas se fue debilitando hasta romperse. Las explotaciones agrarias ya no disponían de tierras de cultivo a fertilizar y entonces surge el problema de qué hacer con la acumulación de estiércoles.
La cuestión de los excedentes se ha convertido en un problema cada vez más agudo, tanto en España como en el resto de la UE, las deyecciones han pasado de ser un recurso para fertilizar a un residuo a eliminar. Según fuentes del Ministerio, en España se producen anualmente más de 200 M de toneladas de estiércoles, de las que sólo un 10% se valorizan (cifra que incluso pongo en duda). A nivel europeo estaríamos hablando de unas 1.400 M de toneladas anuales.
En principio se presupone que el uso del estiércol como fertilizante es una buena opción por su alto contenido en nitrógeno y fósforo. Sin embargo hoy se sabe que el empleo exclusivo de estiércol no cubre las necesidades de nutrición de las plantas y año tras año se va agotando la fertilidad de la tierra al extraer más de lo que se les aporta. Su uso puede ayudar al crecimiento del cultivo, pero anula su floración dando lugar a un crecimiento de plantas débiles y tiernas, y, por tanto, más propensas a las plagas y enfermedades, más débiles al viento, a la lluvia y al frío.
Tradicionalmente se puede creer que aportando Nitrógeno podemos alimentar mejor a la planta, pero las últimas investigaciones científicas en este campo nos dicen que el nitrógeno que contiene el estiércol necesita de varias condiciones para que pueda ser absorbido por las plantas, como el grado de humedad, grado de temperatura, oxígeno y equilibrio microbiano, y estas condiciones no se dan siempre en el suelo. La alta presencia de nitrógeno no puede ser absorbida por suelos pobres en microbiota y entonces este N queda libre en el suelo.
Cuando este N no es absorbido por las plantas (bajo índice de mineralización); se produce la sobre-nitrogenización del suelo, entonces se acumula en la parte subterránea y es arrastrado por la infiltración de aguas (lluvia o riego) que disuelven los elementos concentrados sin ser absorbidos por la plantación produciendo la contaminación difusa.
Cuando un suelo si tiene una riqueza microbiana suficiente para asimilar el N que contiene la materia orgánica fresca sin estabilizar se produce lógicamente un aumento de la actividad microbiana en lo que se conoce como «respiración del suelo», satura a los microorganismos que se centran en su consumo (mineralización), en detrimento de la degradación del carbono presente. Este aumento de la actividad microbiana produce la emisión de Oxido nitroso (N2O), un GEI con alto poder calorífico para la atmósfera.
Por lo tanto, su aporte directo puede llegar a provocar una irrupción en el ciclo del carbono, lo que dificulta su mineralización y la absorción de nutrientes por parte de las plantas. Efectivamente, los suelos con un alto contenido en nitrógeno son pobres en carbono, elemento esencial que actúa como regulador de macro y micronutrientes.
En cambio los experimentos de campo recientemente llevados a cabo demuestran que el aporte de enmiendas orgánicas estabilizadas menos ricas en N permite a los microorganismos degradar el carbono y minimizar la emisión de N2O. Este descubrimiento favorece todavía más la actividad que propone nuestro proyecto que aboga por la estabilización de los estiércoles con técnicas de compostaje y vermicompostaje.
Además de lo expuesto hasta ahora, las prácticas actuales en la gestión del estiércol presentan estos problemas:
- Incertidumbre sobre el contenido de macro, meso y micronutrientes.
- Elevado contenido en materia orgánica sin estabilizar.
- Proporciones de nutrientes que no coinciden con los requisitos del cultivo.
- Dificultad en la capacidad de planificar su uso y su aplicación.
- Transporte dificultoso, contaminante y caro.
- Nueva legislación más restrictiva en su uso.
- Cuestiones de salud y seguridad ya que el estiércol puede contener patógenos, trazas de zoosanitarios, semillas y metales pesados.
Contaminación de las aguas por Nitrógeno -eutrofización-
Los residuos ganaderos contienen compuestos nitrogenados; éstos, por fermentación y oxidación, se transforman en amoniaco, después en nitritos y finalmente en nitratos. Estos últimos se retienen en forma estable y soluble en el agua, no pudiendo ser transformados nuevamente en un producto nitrogenado si no es por la acción de los seres vivos(humus) o por reacciones químicas. Todos los estudios llevados a cabo coinciden en que un exceso de fertilización nitrogenada y una aplicación defectuosa, son las causas que más contribuyen a la contaminación por nitratos de las aguas subterráneas.
Por todos estos problemas descritos, la Unión Europea ha endurecido la aplicación directa de estiércoles sobre el suelo, estableciendo una serie de normas que regulan su aplicación en la llamada «nueva ley del estiércol» que entrará en vigor con la nueva PAC en Enero de 2023.
Uno de los aspectos más relevantes de esta normativa ha sido el establecimiento de un código de buenas prácticas y la elaboración de programas de actuación para el control de las áreas afectadas por ésta contaminación denominadas zonas vulnerables.
Se definen por zonas vulnerables aquellas superficies del territorio cuya escorrentía fluye hacia las aguas ya afectadas por la contaminación y hacía las aguas que podrían verse afectadas por la contaminación si no se toman las medidas oportunas. En el caso de querer hacer un uso directo del estiércol como fertilizante en estas zonas, su aplicación no debe superar los 170 kg/ha equivalentes de nitrógeno. Para tener identificadas las zonas afectadas, las CC AA han creado el mapa de identificación de zonas vulnerables.
A las granjas situadas en estas zonas se las obliga a disponer de instalaciones estancas (estercoleros o balsas) que tengan capacidad de almacenamiento de un mínimo de 3 meses, pudiendo este plazo llegar a 7 meses (por ejemplo en Cataluña), coincidiendo con el periodo invernal en el que no se pueden aplicar las deyecciones en campo. El problema es que son pocas las granjas que están equipadas de instalaciones de almacenamiento, y se desconoce qué parte se encuentra en zonas vulnerables.
Contaminación por malos olores
En los últimos años, esta contaminación se ha convertido en fuente de conflictos entre el ganadero y la sociedad, particularmente en regiones o localidades donde coexisten la actividad ganadera junto a otras como, por ejemplo, el turismo.
Los gases responsables de los olores son principalmente compuestos de bajo peso molecular que se adhieren y transportan con las partículas de polvo, que se liberan en el curso de la fermentación anaerobia del estiércol. Globalmente la gallinaza y los purines de cerdo son los más problemáticos por su mayor contenido en nitrógeno y amoniaco que causan olores más persistentes.
Se han identificado cerca de 100 compuestos olorosos (de origen sulfuroso o nitrogenado provenientes del metabolismo de las proteinas) producidos en la explotación ganadera, siendo los más importantes el amoniaco, las aminas, los mercaptanos, los ácidos orgánicos y determinados compuestos heterocíclicos nitrogenados.
Especial importancia tiene la emisión de amoniaco que se produce cuando el nitrógeno de la orina se mezcla con las heces en el suelo del establo. Entonces los microorganismos presentes transforman ese nitrógeno en gases como el oxido nitroso (N2O), un GEI con un potencial de calentamiento atmosférico de aproximadamente 300 veces más que el CO2. El suelo de la explotaciones intensivas es un sustrato ideal para el desarrollo microbiano debido a que se acumulan una gran cantidad de enzimas como las aureasas que catalizan la conversión de la orina a amonio, y finalmente a NH3.
El amoniaco resulta tóxico para los seres humanos que a concentraciones de 0.5 mg/l actúa como irritante de los ojos y vías respiratorias altas, y también lo es para plantas y arboles, especialmente coníferas. Su emisión en altos porcentajes puede resultar asfixiante, también para los animales.
Se han intentado diferentes procesos industriales para mitigar este problema en las propias explotaciones, ninguno de ellos ha resultado ser efectivo. Por ejemplo, se ha intentado con el uso de algunos productos químicos oxidantes (permanganato potásico, peróxido de hidrógeno, ozono), agentes enmascarantes o desodorantes. Sin embargo, al requerirse gran cantidad de estos productos, supone un alto coste económico, y además resultan perjudiciables para el entorno.
Hay que resaltar la importancia que tiene la dieta de los animales en la producción de malos olores, ya que esta suele ser rica en almidón y excede el contenido en proteínas que los animales precisan , por lo que el remanente no asimilado acaba en el suelo donde la flora microbiana lo transforma en los gases anteriormente citados. Entonces esta formación gaseosa dependerá de el tiempo de permanencia de las deyecciones en el suelo.
Es por ello que conocer en profundidad la relación suelo-alimento puede ser la clave para para el desarrollo de estrategias que puedan mitigar este problema. Por ejemplo se puede manipular la población microbiana existente en el suelo, en favor de aquellos organismos que degraden las deyecciones y los orines de forma que la formación de los gases que producen los malos olores se reduzcan. En este sentido algunos estudios apuntan a que podría lograrse aumentando a población de las bacterias lácticas en detrimento de otros microorganismos patógenos.
Mientras llega ese momento, esta es la solución que propone el proyecto para este problema:
Mantener las instalaciones de la explotación limpias evitando la acumulación de estiércoles, los cuales deben de ser inmediatamente incorporados a la biopilas de la planta de biorreciclaje cercana a la explotación, donde se estabilizarán mezclándose con el resto de materia orgánica hasta perder su mal olor a medida que se transforma en compost.
Emisión de gases de efecto invernadero (GEI)
Otro problema asociado a la ganadería es su contribución al denominado “efecto invernadero” . La ganadería es una fuente de emisión significativa de estos Gases de Efecto Invernadero ( GEI), el más conocido el CO2 es el que más perdura en la atmósfera pudiendo llegar a cientos de años. Pero el GEI que más caracteriza a la actividad ganadera es el metano (CH4). Si bien tiene una capacidad de calentar más la atmósfera que el propio CO2, tiene una menor permanencia (de media 10 años). Otros GEI serían el amoniaco (NH3) y el óxido de nitrógeno (N2O), un gas con un elevado potencial de calentamiento global de unas 296 veces superior al CO2.
Las emisiones generadas por el sector agrario suponen un 14% del total de las emisiones de España y 22% de las emisiones de los sectores difusos. En el conjunto europeo, constituye la segunda actividad emisora en el conjunto de la UE detrás de los procesos del sector de energía (European Environment Agency, 2016).
Las principales fuentes de emisión de GEI del sector ganadero por actividad son: la producción y procesamiento de alimentos (45% del total), la digestión de los vacunos (39%), y la descomposición del estiércol (10%). El resto se debe al procesado y transporte de productos de origen animal.
Óxido de Nitrógeno (N2O)
Como se ha señalado más arriba, es emitido como consecuencia de la actividad microbiana de nitrificación en el suelo. Su tasa de emisión se acelera tras la aplicación de fertilizantes nitrogenados y de residuos ganaderos, ya que esta aplicación aumenta los niveles de nitrógeno.
Metano (NH4)
La emisión de metano (CH4) a la atmósfera es uno de los factores con mayor impacto en el actual proceso de cambio climático. Los expertos consideran que, de forma global, la liberación de metano a la atmósfera supone la segunda fuente más importante en el aumento del efecto invernadero, solo superada por las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Se le responsabiliza de contribuir al calentamiento climático en un 30%.
Este gas que pertenece al ciclo natural del carbono, tiene una capacidad de calentar la atmósfera de unas 25 veces más que el propio CO2, si bien tarda mucho menos en desaparecer, en torno a 10 años ( el CO2 unos 100 años). Pasados esos años el metano se convierte en carbono biogénico que es un gas climáticamente neutro y que es absorbido por las plantas y vegetación a través de la fotosíntesis cerrando así el ciclo natural del carbono. Es por ello que este gas no añade carbono adicional a la atmósfera.
De todo el metano emitido a la atmósfera, más de un 25% proviene de la fermentación entérica, es decir gases que se producen el el estómago de los rumiantes. La cantidad de metano producida por un animal depende, entre otras cuestiones, de la especie, peso y edad del animal, así como de la cantidad y calidad del alimento que se le da al animal en cuestión.
Se calcula que del total de emisiones, el 5% aproximadamente proviene del manejo del estiércol. En este punto, hay que recordar que los sistemas actuales de gestión del estiércol en forma líquida, basados en balsas o fosas, crean unas condiciones de ausencia de oxígeno que propician de forma significativa este tipo de emisiones.
En la última cumbre del clima -COP26- recién celebrada en Glasgow, los reportes aportados por los organismos internacionales de control de la contaminación atmosférica, apuntan a que la emisión de este gas no sólo no se ha reducido, si no que ha aumentado. Es por ello que se ha creado el «acuerdo de los firmantes sobre el metano» promovido por EE UU y la propia UE, por el que los países firmantes se comprometen a una reducción de 30% en las emisiones de este gas de aquí al 2030, y del 70% para el 2050. Es de vital importancia conseguir este objetivo para enfriar la atmósfera lo más rápido posible, porque aunque tenga menor permanencia atmosférica la calienta más que el propio CO2 .
Para conseguirlo, se están estudiando medidas para reducir las emisiones de metano procedentes de la fermentación digestiva, entre ellas se incluyen la reducción de las cabezas de ganado, pero esto se contrapone al aumento en la demanda de alimento debido al crecimiento de la población.
Las dos vías de investigación más prometedoras son, por un lado la elaboración de piensos que contengan un menor porcentaje de proteína en lo que se llama «alimentación de precisión». Y otra la manipulación de las comunidades microbianas y enzimáticas presentes en el rumen del animal. Por ejemplo reduciendo la actividad de la enzima aureasa que se encarga de catalizar el hidrógeno con el nitrógeno para formar NH3.
Otra de las vías de actuación para la reducción de las emisiones de metano es la mejora de los sistemas de gestión de los residuos ganaderos. Y en este punto es dónde el proyecto Humus-Spain juega su papel.
Existe un debate abierto sobre que tipo de ganadería emite más GEI, ¿la intensiva o la extensiva?. La extensiva emite más metano contrariamente a lo que pudiera creer. Esto principalmente es debido a que la alimentación a base de pastos que contienen abundante fibra produce una fermentación gástrica que emite más CH4. Mientras que la intensiva emite más dióxido de carbono debido principalmente a las actividades relacionadas con la producción de carne como el consumo de energía en la explotación o el transporte, y por la producción de pienso que requiera de fuentes de energía fósil.
Descubre más sobre que tipo de ganadería contamina más en este interesante artículo: Ganadería intensiva versus extensiva: ¿cuál contribuye más al cambio climático?.
Amoniaco (NH3)
El otro gran GEI dañino para la atmósfera es el amoniaco (NH3), siendo la producción animal uno de los mayores contribuyentes a las emisiones de este gas debido a la mala gestión de los residuos. El amoniaco está implicado en la formación de partículas (PM 2,5) con efectos adversos sobre la salud humana y contribuye a la degradación de los ecosistemas cuando se deposita en la tierra o el agua con la correspondiente acidificación del suelo y eutrofización de las masas de agua superficiales.
Existen aproximadamente mil quinientos millones de vacas en el planeta. Cada vaca orina hasta treinta litros al día. Eso es mucha orina en el suelo. La orina es un problema medioambiental porque tiene un alto contenido en nitrógeno, esta al entrar en contacto con los microorganismos del suelo se convierte en amoniaco, lo que contribuye tanto a la contaminación del agua como al cambio climático.
El auge de las macro-granjas porcinas hace que España no pueda cumplir con el límite legal de emisiones tóxicas de amoniaco establecido en 2010 por la legislación europea. Sólo en 2018 el sector porcino emitió 72.000 toneladas de este gas.
En 2016, el sector agrícola de la EU-28 fue responsable del 92% de las emisiones totales de amoníaco en la región debido a la volatilización de las excretas de ganado. En concreto en España, según el Inventario Nacional de Emisiones (1990-2015), las actividades agrícolas produjeron el 96% de las emisiones de amoniaco superando los límites máximos de emisión nacionales para el NH3 (353 kt · año − 1) en un 7%. Según la Directiva de la UE 2016/2284 / UE, España debe reducir el techo de emisión de NH3 en un 3% durante el período 2020-2029 y en un 16% para el año 2030.
El método actual para eliminar el amoníaco gaseoso del interior de los establos de producción ganadera con intención de garantizar la salud de los trabajadores y los animales y el rendimiento de la producción animal se ha mostrado ineficaz. Es por ello que se están llevando a cabo esfuerzos de investigación para la recuperación de este gas. En nuestro país tenemos el proyecto en desarrollo Life Green Amonia que está obteniendo muy buenos resultados para la captura de NH3 en medios líquidos y aéreos. Se basa en un sistema de captura de NH3 con membranas tubulares permeables.
La recuperación de NH3 podría resultar de vital importancia debido al alto costo de los fertilizantes comerciales obtenidos a partir del amoníaco y a la previsión de su encarecimiento en años sucesivos. De su captura y reciclado se puede obtener sulfato de amonio (AS) que puede resultar ser un sustituto adecuado de los fertilizantes minerales como fuente de nitrógeno y fertilizante valioso.
De esta forma, mediante la captura de NH3 se contribuiría positivamente tanto desde el punto de vista ambiental (disminución de las emisiones de amoníaco a la atmósfera) como desde el punto de vista económico (amonio recuperado para reemplazar fertilizantes comerciales de fuente de nitrógeno).
Descubre aquí más sobre el proyecto Life green amonia.
A nivel internacional, también se están llevando a cabo trabajos de investigación destinados a capturar amoniaco, este estudio científico aporta una solución diferente: «enseñar a las vacas a ir al servicio».
En esta publicación de la Redremedia, se comentan algunas prácticas para la reducción en las emisiones de este gas a la atmósfera desde las explotaciones bovinas: mejores-tecnicas-disponibles-en-el-ganado-bovino.
El nuevo ordenamiento de las granjas intensivas de porcino
España es el primer productor europeo de porcino, esta es la ganadería que más contamina, y por ello está siendo sometida a una mayor regulación ambiental. Así el 11 de febrero de 2020 se aprobó el RD para la ordenación de las granjas porcinas intensivas que se encuentra dentro del código de residuos y sustancia peligrosas y que dice lo siguiente en lo referente al tratamiento de los estiércoles:
En el ámbito medioambiental, la adecuada gestión de los estiércoles es crucial, siendo los titulares de las granjas los primeros responsables de su correcta gestión. La Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, que transpuso a nuestro ordenamiento la Directiva 2008/98/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, sobre los residuos y por la que se derogan determinadas Directivas, tiene como objeto impulsar medidas que prevengan la generación de residuos y mitigar los impactos adversos sobre la salud humana y el medio ambiente asociados a su generación y gestión, mejorando la eficiencia en el uso de los recursos. Cabe aclarar que, en relación con los estiércoles, la Ley 22/2011, de 28 de julio, no es de aplicación a las materias fecales si son utilizadas en explotaciones agrícolas y ganaderas mediante procedimientos o métodos que no pongan en peligro la salud humana o dañen el medio ambiente.
Sin embargo, en las granjas porcinas intensivas donde se produzcan elevadas cantidades de estiércoles y no se disponga de tierras agrícolas suficientes para aplicar el estiércol, podría resultar necesario destinar una parte o la totalidad de los estiércoles a instalaciones de tratamiento, en cuyo caso sería de aplicación la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, sin perjuicio de la normativa aplicable en materia de subproductos de origen animal no destinados a consumo humano. En este punto es donde nuestro proyecto circular encaja a la perfección.
Con el objetivo de proteger el medio ambiente, es necesario tener en cuenta todos los aportes de enmiendas y fertilizantes que se realizan en los suelos agrícolas. Por ello, la valorización agronómica de todos los materiales que se aportan al suelo, incluyendo los estiércoles, debe abordarse de manera global y específica mediante una norma que agrupe la gestión de estiércoles en conjunto con la nutrición sostenible de los suelos agrícolas, de manera que se permita un enfoque holístico a los desafíos que implica la fertilización de suelos en nuestro país. Exactamente…esto es lo que propone el proyecto.
Por esta razón, se está trabajando en un proyecto de RD de nutrición sostenible de suelos agrícolas que se espera se publique durante el primer semestre de 2022 y que regulará la fertilización de los suelos y la producción de fertilizantes. Este RD comienza diciendo lo siguiente:
«La sociedad actual demanda de las Administraciones Públicas la aplicación de una política que permita disminuir el impacto ambiental de la aplicación en los suelos agrarios de productos fertilizantes y otras fuentes de nutrientes o materia orgánica, todo vez se alcanza el nivel de producción agrícola necesario para proveer al sistema alimentario.»
Además, en el ámbito de la contaminación atmosférica, la norma incorpora un programa de reducción de emisiones, aplicable a todas las granjas a partir de una dimensión media, a través de la aplicación obligatoria de Mejores Técnicas Disponibles. Este conjunto de medidas de prevención de la contaminación incluye medidas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, óxido nitroso y metano entre otros, recogidas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima de España.
El objetivo es que las granjas actuales reduzcan sus emisiones un 40%, mientras que las nuevas instalaciones deberían emitir un 80% menos con respecto a las actuales granjas.
Para monitorizar el alcance de estas medidas se establece una base para clasificación ambiental de granjas, y un Registro de las MTD -Mejores Técnicas Disponibles-.
De todos los artículos que conforman esta nueva normativa, el artículo 9 y el 10 son los que hacen referencia a la gestión de los estiércoles y por lo tanto están relacionados con la implantación de nuestro proyecto circular. Concretamente el artículo 9 dice: las explotaciones que entreguen estiércol a una instalación autorizada u operador autorizado, respectivamente, deberán acreditar su entrega mediante el correspondiente contrato, y mediante el registro de entregas a la instalación y el archivo de los documentos comerciales de acuerdo con la normativa de subproductos animales no destinados al consumo humano o residuos, en su caso.
Entregando los estiércoles a la planta de tratamiento que propone el proyecto, la explotación se libera de esta nueva presión normativa, esta pasaría a la planta de biorresiduos, que firma dicha entrega y pasa a ser responsable del tratamiento de esos residuos bajo la regulación de la Ley de residuos y suelos contaminados.
Por lo tanto, el proyecto circular humus-spain quiere postularse como una MTD que valoriza los estiércoles para convertiles en enmiendas orgánicas para la fertilización ecológica de los suelos.
Para asegurar el cumplimiento de estas nuevas exigencias ambientales del Real Decreto conocidas coloquialmente como «la nueva ley del estiércol», la UE las incorporará en la nueva PAC, concretamente en los llamados ECOesquemas. Su incumplimiento pondrá en riesgo entre un 20% y un 30% de la cuantía de prestación que pudiera corresponderle a un ganadero o agricultor.
Más sobre los artículos 9 y 10
Artículo 9. Gestión de estiércoles en la explotación.
1. Las explotaciones de ganado porcino deberán disponer de balsas de estiércol cercadas e impermeabilizadas, natural o artificialmente, que eviten el riesgo de filtración y la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, asegurando que se impidan pérdidas por rebosamiento, filtración o por inestabilidad geotécnica, con el tamaño preciso para poder almacenar la producción de al menos tres meses, que permita la gestión adecuada de los mismos de acuerdo con el plan de producción y gestión de estiércol incluido en el Sistema Integral de Gestión de las Explotaciones. Para el cálculo del volumen de la balsa se podrán utilizar los valores que figuran en el anexo I, cualquier otra herramienta equivalente o instrumento de medición directa o indirecta, o cualquier criterio o valor autorizado por la autoridad competente.
La construcción de una balsa nueva o cualquier modificación del tamaño o estructura de la balsa de estiércol, deberá acompañarse de la adopción de técnicas que reduzcan las emisiones de amoniaco en, al menos, un 80% con respecto a la referencia de la balsa sin ningún tipo de cubierta. Cuando esta técnica suponga el cubrimiento de la balsa y cuando este cubrimiento pueda implicar la acumulación de gas metano, se adoptarán sistemas de gestión de dicho gas que eliminen los riesgos relativos a su acumulación o emisión a la atmósfera.
Cuando la explotación trabaje con estiércol sólido, deberá mezclarse con paja u otras sustancias que absorban la humedad y deberán disponer de un estercolero impermeabilizado y cubierto, con un sistema para la recogida de lixiviados.
2. Se podrá manipular el estiércol en la propia explotación, siempre que no implique la mezcla de estiércoles de otras explotaciones, y siempre que el destino final del mismo sea alguno de los destinos descritos en el apartado 4 del presente artículo.
3. Deberán presentar un plan de gestión y producción de estiércoles, incluido en el Sistema Integral de Gestión de las Explotaciones de ganado porcino, de acuerdo con el anexo IV.
4. Los titulares de las explotaciones de porcino deberán gestionar los estiércoles de sus explotaciones mediante la utilización de cualquiera de los siguientes procedimientos:
a) Valorización agronómica: sin perjuicio de lo que establezca la normativa específica en materia de fertilización del suelo y los criterios sanitarios que establece la normativa de subproductos animales no destinados al consumo humano, las explotaciones deberán:
1º Respetar como distancia mínima, en la distribución de estiércol sobre el terreno, la de 100 metros respecto a otras explotaciones del grupo primero y 200 metros respecto a otras explotaciones de los grupos segundo y tercero y a los cascos urbanos. En relación con los cursos de aguas, se respetará lo establecido en el Reglamento del Dominio Público Hidráulico que desarrolla los títulos preliminar, I, IV, V, VI y VII del texto refundido de la Ley de Aguas, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/2001 de 20 de julio, aprobado por Real Decreto 849/1986, de 11 de abril, y lo dispuesto en los diferentes Planes Hidrológicos de Cuenca.
2º Disponer de superficie agrícola suficiente, propia o concertada, para la valorización agronómica de los estiércoles. La cantidad de estiércoles a aplicar en la superficie agrícola deberá ajustarse a lo establecido en el Real Decreto 261/1996, de 16 de febrero, sobre protección de las aguas contra la contaminación, debiendo calcular el contenido de nitrógeno del estiércol utilizando:
I Las bases zootécnicas para el cálculo del balance alimentario de nitrógeno y fósforo, publicadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, así como la cantidad de estiércol producido por plaza que figura en el anexo I, o bien
II) Cualquier otra herramienta equivalente, o instrumento de medición directa o indirecta, autorizado por la autoridad competente de la comunidad autónoma.
3º La valorización se llevará a cabo individualmente por cada explotación, o a través de un programa de gestión común para varias explotaciones, previa autorización del órgano competente de la comunidad autónoma.
b) Entregar a una instalación autorizada u operador autorizado, respectivamente, o gestionar el estiércol dentro de la explotación, conforme a lo que establece el Reglamento (CE) n.o 1069/2009, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de octubre de 2009, por el que se establecen normas sanitarias aplicables a los subproductos animales y los productos derivados no destinados al consumo humano y, subsidiariamente, la Ley 22/2011, de 28 de julio. Las explotaciones que entreguen estiércol a una instalación autorizada u operador autorizado, respectivamente, deberán acreditar su entrega mediante el correspondiente contrato, y mediante el registro de entregas a la instalación y el archivo de los documentos comerciales de acuerdo con la normativa de subproductos animales no destinados al consumo humano o residuos, en su caso.
Artículo 10. Reducción de emisiones en la explotación.
1. Las explotaciones de ganado porcino de nueva instalación, excepto las reducidas y las de autoconsumo, deberán adoptar las Mejores Técnicas Disponibles que se especifican en el anexo VII del presente real decreto.
2. Las explotaciones de ganado porcino existentes con capacidad productiva superior a 120 UGM deberán adoptar, de acuerdo con los plazos establecidos en la disposición final cuarta, un sistema de alimentación multi-fase, con reducción del contenido de proteína bruta, teniendo en cuenta las necesidades de los animales, así como realizar un vaciado de las fosas de estiércoles de los alojamientos al menos una vez al mes. Además, deberán adoptar, al menos, una de las siguientes técnicas en su explotación:
a) Vaciado de las fosas de estiércoles de los alojamientos al menos dos veces a la semana, con el objeto de reducir al menos un 30% las emisiones de gases contaminantes, respecto de la técnica de referencia.
b) Cubrir las balsas de estiércoles, en las zonas en que no se forme de manera espontánea costra que cubra totalmente la superficie, con técnicas que reduzcan las emisiones de gases contaminantes al menos en un 40% con respecto a la referencia de balsa sin costra.
Cualquier otra técnica, descrita como Mejor Técnica Disponible, que garantice una reducción de emisiones de gases contaminantes equivalente a la alcanzada mediante las técnicas descritas en los apartados a) o b), y que contribuya a minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero de la granja.
Alternativamente, las explotaciones podrán reducir su capacidad máxima autorizada para reducir su nivel de emisiones de amoniaco a niveles equivalentes a lo establecido en el presente apartado.
No obstante, y de acuerdo a lo dispuesto en la disposición final quinta, si a la vista de los informes anuales sobre evolución de los límites de emisión fijados para España, se detectan desviaciones sobre la senda de reducción establecida, a partir de enero de 2023 se adoptarán, al menos, las dos técnicas de las establecidas en las letras a) y b) del presente apartado –u otras mejores técnicas disponibles alternativas que permitan una reducción de gases contaminantes equivalente a la combinación de ambas–, y se revisará en su caso la dimensión media de las explotaciones afectadas por estas exigencias.
3. El titular de la explotación comunicará a la autoridad competente de la comunidad autónoma las Mejores Técnicas Disponibles empleadas durante el año anterior para la reducción de emisiones de gases contaminantes y de efecto invernadero, con arreglo a los plazos establecidos en el artículo 16.
Conoce más sobre la nueva ley del estiércol
Como norma general, la fertilización nitrogenada debe adaptarse a las necesidades de los cultivos a lo largo de su ciclo vegetativo. En tal sentido, dada la movilidad del nitrógeno en el suelo, se debe fraccionar dicha fertilización, procurando realizar los aportes en los momentos de mayor utilización por los cultivos.
Se dividen los fertilizantes nitrogenados en tres grupos a efectos de determinar su época de aplicación al terreno:
Grupo 1: Fertilizantes de origen orgánico (estiércol de bovino, ovino-caprino, purines, gallinaza, compost, etc.) y lodos, en los que la mayor parte del nitrógeno tiene que mineralizarse antes de estar disponible para los cultivos.
-Grupo 2: Fertilizantes minerales en forma ureica y amoniacal que tienen que nitrificarse para poder ser asimilados por los cultivos, y formulaciones de liberación lenta y fertilizantes con inhibidores de la nitrificación, así como los inhibidores de la ureasa, contemplados por la legislación española y europea.
Grupo 3: Fertilizantes minerales en forma nítrica o nítrico-amoniacal, fácilmente asimilables por los cultivos, así como los compuestos o complejos que contengan en su formulación cualquiera de estas formas.
Se establecen una serie de obligaciones y recomendaciones relacionadas con la aplicación de fertilizantes nitrogenados al suelo. Entre estas obligaciones están:
La aplicación de fertilizantes del Grupo 1, incluida la que puedan aportar directamente los animales, estará limitada a una cantidad por hectárea y año que contenga un máximo de 170 Unidades Fertilizantes de Nitrógeno (UFN, equivalente a 1 kg de Nitrógeno).
Se tendrá en cuenta para los fertilizantes orgánicos del Grupo 1, los valores de oscilación entre su riqueza en nitrógeno y el porcentaje de este que se mineraliza durante el primer y segundo año tras su aplicación.
La aplicación de estiércol u otros fertilizantes nitrogenados debe realizarse teniendo en cuenta las limitaciones en las cantidades máximas por hectárea establecidas en cada CC AA.
Cantidad máxima de estiércol o purín permitida por unidad de superficie en función del ganado del que proceda y si ha sido o no sometido a un proceso de valorización en balsas o estercoleros.
No podrá realizarse la aplicación de fertilizantes: en períodos de lluvia, en suelos helados o con nieve, suelos inclinados, en parcelas con pendiente media superior al 15% dedicadas a cultivos leñosos y en aquellas con pendiente media superior al 10% de cultivos herbáceos, en terrenos no cultivados, salvo que se mantenga una cubierta vegetal o se haya previsto su inmediata implantación en un plazo máximo de 15 días, en terrenos no cultivados, salvo que se mantenga una cubierta vegetal o se haya previsto su inmediata implantación en un plazo máximo de 15 días.
Deberá respetarse un periodo de entre 21 días y 2 meses para su aplicación con respecto a la recolección (2 meses cultivos y 21 días pastoreo o siega de pastos). No se podrán aplicar a menos de 5 metros de las orillas de aguas superficiales o pozos, y se deberá señalizar los cultivos o pastos tratados con purines en parcelas colindantes con vías pecuarias durante un tiempo determinado para evitar la entrada de ganado.
Con su entrada en vigor, los productores tendrán que cumplimentar una nueva sección del cuaderno de explotación relativa a la fertilización, donde deberán registrar datos de nivel de nutrientes y metales pesados del suelo, nivel de nutrientes en el agua de riego, operaciones de fertilización, fechas, dosis aplicadas, registro de operaciones de riego o contar con un asesor en materia de fertilización para la realización de planes de abonado.
Aquí puedes consultar en su totalidad este Real decreto «La nueva ley del estiércol»
A modo de conclusión
La actividad ganadera, como cualquier actividad humana, tiene una repercusión sobre el medio ambiente, ya sea por la utilización de sus recursos, el desarrollo de la propia actividad o la gestión de sus emisiones.
La mejora de la productividad es un reto para todo el sector agroalimentario, incluida la ganadería, ya que el crecimiento de la población en el mundo exige obtener más alimentos con menos recursos. Cada vez un mayor volumen de población está requiriendo una dieta variada en la que se incluyan alimentos de origen animal.
Por lo tanto, la mejora de la eficiencia productiva y la reducción de su impacto ambiental, es el objetivo principal de la ganadería europea, que debe de responder a la mayor concienciación sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y tendrá que contribuir en la consecución de los objetivos marcados en los acuerdos medioambientales internacionales.
Para conseguir este objetivo, se deberán poner en marcha estrategias que reduzcan el impacto ambiental de la ganadería. De nuevo la ciencia y la tecnología son unas grandes aliadas, poniendo a disposición de los ganaderos herramientas que permitan una mejor gestión medioambiental sin reducir la sostenibilidad de la producción.
La ganadería del futuro en la Unión Europea será sin lugar a dudas una ganadería más verde gracias a la colaboración de todos los elementos de la cadena de producción ganadera. Es aquí donde el proyecto circular Humus-Spain entra en juego.