Gestor de residuos:
En el mundo rural se producen una gran cantidad de biorresiduos de diferente procedencia. Las nuevas normativas ambientales obligan al reciclaje y valorización de este tipo de residuos antes de su incineración. Un ejemplo lo encontramos en los biorresiduos procedentes de podas forestales. La normativa vigente prohibe quemar este tipo de residuos por lo que muchos municipios se ven obligados a su acumulación en naves o al aire libre.
Otro ejemplo lo encontramos en algunos municipios costeros que se están enfrentando a un problema de acumulación de biorresiduo procedente de diferentes tipos de algas invasoras. Su acumulación causa un daño ambiental al emanar Gases de Efecto Invernadero -GEI- y malos olores. Ante la falta de alternativas de valorización, actualmente las empresas que se encargan de mantener limpias las costas llevan a las incineradoras municipales estos biorresiduos causando daño ambiental por su quema y constituyendo un auténtico desperdicio de rica materia orgánica. La planta de biorreciclaje puede ser receptora de este tipo de residuo cobrando por su recepción y tratamiento.
Estas nuevas normativas pondrán presión sobre las explotaciones ganaderas, especialmente aquellas de pequeño y mediano tamaño que no pueden hacer frente a los costes que suponen la inversión en maquinaria para tratar sus residuos. En este punto es donde la planta actúa como gestor de residuos comunal.
Para llevar a cabo este trabajo la planta dispondrá de maquinaria móvil para desplazarse hasta la explotación y tratar in situ los residuos mediante separación sólido-líquida, así mismo como recoger los residuos para transportarlos hasta la planta.
Entregando la gestión de los residuos a nuestra planta, estos pasan a ser responsabilidad de la misma bajo el amparo de la ley de fertilizantes y suelos contaminados liberando a las explotaciones de la presión normativa, por ejemplo la que se contempla en la nueva PAC, la llamada «nueva ley del estiércol».
Además la explotación puede recibir una contrapartida económica proveniente de la venta del subproducto valorizado. Para ello se llegarán a acuerdos individualizados. Esto hará que el tratamiento sostenible de los residuos que producen las pequeñas y medianas explotaciones no conlleve a un sobrecoste, y no sólo eso, sino que se pueda obtener un rédito económico.
Comercialización de los subproductos valorizados
No cabe duda de que el sector agrícola está cambiando y que lo hará todavía más por toda la nueva normativa que entrará en vigor y que incidirá sobre aspectos sostenibles. Dentro de los pactos alcanzados en el Acuerdo de París y que tienen que cumplirse como muy tarde en el 2030, los que más nos afectan son: el 30% de toda la superficie agrícola europea tiene que destinarse a agricultura ecológica, y el 50% de toda la fertilización inorgánica tiene que desaparecer (estrategia De la granja a la mesa).
Para que estos objetivos puedan cumplirse se necesitarán mayores cantidades de fertilizantes orgánicos. Por lo tanto,los subproductos valorizados en forma de biofertilizantes obtenidos como resultado del proceso de ecorreciclado llevado a cabo en la planta de biorresiduos, tendrán una mayor demanda y podrán venderse con más facilidad y a mayor precio dentro del nuevo mercado europeo que se está creando y regulando actualmente por parte de la Comisión Europea para precisamente favorecer su comercialización y a la vez reducir la dependencia de su importación.
Concretamente, nuestro país es el mayor productor europeo de alimentos ecológicos y se prevé un gran crecimiento de esta producción debido al incremento de su demanda a nivel global.
Suministro de precompost, compost y materia orgánica al sector privado: otras empresas fabricantes de fertilizantes están interesadas en posicionar en este mercado y quieren desarrollar sus propios biofertilizantes. Para ello necesitarán la materia orgánica como base.
Impulso compra pública verde: uso de fertilizantes orgánicos para parques y jardines. El humus por ejemplo tiene una gran capacidad de retención hídrica, lo que puede suponer un gran ahorro en agua para los municipios en lo referente a mantenimientos de sus parques.
Cerrando el círculo: nuevo mercado de fertilizantes
La estrategia de la Materia Orgánica (MO)
Nuestro país acaba de declarar el avance de la desertificación como mayor problema ambiental. La técnica que se ha mostrado más eficaz para combatirla es la llamada «estrategia de la materia orgánica» que consiste en aportar al suelo materia orgánica estabilizada rica en microorganismos que sean capaces de cambiar el perfil isohúmico del suelo para convertirlo en un sumidero de carbono capaz de secuestrar carbono.
Aquí se abre otra gran linea de comercialización ya que para crear estos sumideros en la lucha contra el cambio climático se necesitarán enormes cantidades de materia orgánica estabilizada como la que se producirá en nuestra planta. Empresas de reconstrucción de ecosistemas y el propio Estado serán nuestros clientes en esta linea de comercialización.
Como vemos la puesta en marcha de la planta responde a una serie de necesidades que se están creando en el ámbito de la sostenibilidad, unas necesidades que también se dan en otros países. En este sentido la materia orgánica se esta ya convirtiendo en un producto muy cotizado. Algunos países serán autosuficientes para abastecer esa demanda de enmiendas orgánicas a nivel global, en cambio otros tendrán deficit y tendrán que importar este producto. Por lo que se contempla la posibilidad de comercialización internacional.
Biotecnología
La biotecnología esta experimentando un gran avance y ofrece soluciones a problemas ambientales. Este es el caso por ejemplo de los biosurfactantes, un campo muy prometedor con mucho futuro. Estos son consorcios microbianos con capacidad de degradar contaminantes como por ejemplo hidrocarburos. Por lo tanto pueden ser utilizados para biorremediar (limpiar) suelos contaminados por la actividad industrial. También son utilizados por las plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos -RSU- para precisamente degradar compuestos contaminantes.
Se necesitan grandes cantidades de poblaciones de estos microorganismos para tratar grandes superficies, y en este punto se abre otra linea comercial para la planta ya que se puede hacer crecer estas poblaciones dentro de las pilas de compostaje donde se desarrollan con rapidez. Es decir se pueden reproducir a gran escala para posteriormente ser vendidas a estas plantas de RSU.
Servicio comunitario
Cabe mencionar que en lo referente a actuar como gestor de residuos y sin tener en cuenta la comercialización de los subproductos valorizados, la planta podría recibir ingresos por la prestación de servicios a la comunidad y contribución en la lucha contra el cambio climático. El Gobierno y las Comunidades Autónomas tienen destinado presupuesto para subvencionar sin contraprestación económica actividades de reciclaje y valorización. Esto se puede encontrar en los Planes de Gestión Integral de Residuos Autonómicos como por ejemplo en el GIRA (Gestión Integral de Residuos de Aragón) que dice lo siguiente:
«En municipios saturados, el sector público fomentará y promocionará de forma directa, la implantación de tratamientos de depuración de estiércoles de tipo biológico, compostaje o cualquier otro que elimine los excedentes de nitrógeno»…